28/12/10




Vapor de solución.




Afixiar los sueños.

26/12/10

En situación, son cables
que ayudan a aislarme a una isla
Se han encendido las luces
muestran mi piel de plástico

Hay Círculos que guían
a ordenadores marcados
estrategas de nada
flotan en su cementerio

hemos hecho de un campo
un funeral de carne
somos materia holográfica
intentando hablarte.

tu voz, durmió mi elemento
por eso, no volveré aquí
huecos en lluvias, exilian primaveras
y en tu estación, se rien los turistas.

Joyce Carol Oates-(EEUU, 1938)


Escritora estadounidense nacida en Lockport (Nueva York). Estudió en la Universidad de Siracusa, se licenció en Lengua y Literatura inglesa por la de Wisconsin y realizó su doctorado en la de Rice. Después de obtener una mención honorífica en una antología de los mejores relatos estadounidenses, decidió dedicarse plenamente a la literatura. Su primer volumen de relatos, Junto a la puerta del Norte, vio la luz en 1963 y fue seguido de un segundo libro, Sobre un torrente arrollador, publicado en 1965. En 1964 publicó su primera novela, Un otoño tembloroso. En 1969 aparece Ellos, la tercera novela de una trilogía formada por Un jardín de delicias terrestres (1967) y Gente adinerada (1968), que obtuvo el Premio Nacional. Todas sus novelas están marcadas por una fuerte vena naturalista que se sitúa en los límites de la novela gótica, y sus personajes poseen una intensa experiencia vital que a menudo desemboca en matanza o autodestrucción. Entre sus novelas posteriores cabe destacar Bellefleur (1980), El tiempo pasará (1988), Porque es amargo, porque es mi corazón (1990), Agua negra (1992) y Confesiones de una chica de la banda (1993). Oates dio clases en las universidades de Detroit (1961-1967) y de Windsor (1967-1987).

17/12/10

Cables conectan distancias de aire
encontramos lugar en su sillón
pensamos los viento, que venian de los mares
para refugiarlos en alguna habitación.

Tengo atavicos miedos
dejame en paz pensó
Tengo agujas dentro
dejenlo morir acá.

Luego el barro se escapó
los testigos reunen las cartas
sin pensar en el tunel aquel
que rompía la distancia.