cintas.

Ato nudos con mis pies
disloco la cinta de video
contra tu medula espinal.
Cree espacio para un sol
de luz artificial.

Debajo un cuerpo maquillado
saben que,
ellos manipulan la historia
pigentos sinteticos, abren materia
despiertan vidas pasadas,
reposando en la memoria.

surrealismo divino,
dioses despiertos
vuelven acá.
exasperándome.

despiertan los enigmas
que quedan por derretir.
rompen el aura de su colmena
estableciéndonos.

Entonces crece, bajo el síntoma
de la fotosíntesis actual
desprendete desde tu raíz
recuerda con posterioridad.
o alejate retrocediendo las cintas
o alejate retrocediendo las cintas.

La sincronicidad es como un símbolo que señala donde uno está, no un signo a seguir. Las sincronicidades hablan el mismo lenguaje simbólico que los sueños. Cuando experimentamos una sincronicidad, estamos siendo testigos de un cambio dentro de uno mismo, del nacimiento de algo que ha estado inconsciente y está surgiendo a la conciencia”
En tales momentos de cambios, vemos, alrededor nuestro, símbolos que reflejan nuestra transformación en la percepción y auto comprensión. Esto es sincronicidad.

Jung decía que, ante esto, se pueden hacer tres cosas: tomarlas como una casualidad fortuita, cerrando la mente a la evidencia; llamarlas magia o telepatía sin más; o entender que pueden ser un punto de partida para investigar lo que parece ser un principio vinculador “acausal” y ver hasta dónde nos lleva. Las investigaciones de todos ellos, aunque son abordadas desde puntos diferentes de vista, insinúan la existencia de una “extraña fuerza” empeñada en ordenar y vincular ciertos acontecimientos, como si hubiera una ley que pone “orden” en los sucesos caóticos de la vida de forma continuada. En ese sentido la sincronicidad no sería un suceso acausal, sino que, por el contrario, tendría una causa, aunque desconocida para nosotros, que escapa a los parámetros del espacio y el tiempo, pues vincula presente, pasado y futuro, además de no importar las distancias en su manifestación.